la guinea española, ¿una colonia catalana?
Los catalanes de más de 50 años aprendieron en la escuela que España tenía, en el África ecuatorial, unos pintorescos territorios de nombre exótico: Fernando Poo, Río Muni, Annobón, Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico. Algunos siguen recitando este listado de topónimos de memoria, a pesar de que serían incapaces de ubicarlos en un mapa. Buena parte conoce estos nombres y nada más; quizás alguien recuerda el chocolate Batanga o las maderas tropicales que se amontonaban ya hace mucho tiempo, en el viejo Moll de la Fusta barcelonés.
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Los catalanes más jóvenes ni tan solo conocen eso. Es fácil que confundan la Guinea Ecuatorial, la antigua Guinea Española, con la francófona República de Guinea o hasta con la lejana Papúa-Nueva Guinea. Son muchos los que ni tan siquiera saben que España tuvo una colonia en el África Negra. Aunque miles de ecuatoguineanos se paseen por las calles catalanas, suelen verse inmersos en el más absoluto anonimato, confundidos con el resto de negros africanos.
*En cambio, los guineanos tienen un conocimiento mucho más profundo de Catalunya. Los de más de 50 años recitan los mismos territorios de Guinea que recitan sus coetáneos catalanes, e incluso pueden hablar de Terrassa, Tarragona o Girona; muchos no han pisado nunca estos lugares, pero gracias a la enciclopedia escolar de Dalmau Carles Pla saben que allí se producían textiles, o cerdos, o bicicletas. Muchos jóvenes, y muchos viejos, no sólo saben de la existencia de Catalunya, sino que saben mucho de lo que ocurre gracias a los tediosos programas de Televisión Española Internacional. Este medio de comunicación, a pesar de todo, es el responsable de que algunos guineanos se hayan formado una visión distorsionada y crean que en Catalunya sólo hay maltratadores, famosos mediáticos e individuos insolidarios que se niegan a repartir su riqueza con el resto de españoles.
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Pero la mayoría de guineanos siempre han tenido una idea bien clara sobre quiénes son y cómo son los catalanes. Hay una cabra, de cuernos retorcidos, que en lengua fang, es llamada karalana (catalana). Le dan este nombre por su mala cabeza (malas pulgas) que, según los fang, es idéntica a la de los habitantes de Catalunya. Y los conocen muy bien: hubo muchos colonos catalanes, en aquel territorio. Algunos viejos del país guineano que convivieron durante años incluso hablan algunas palabras en catalán. Pero en Guinea los catalanes también tienen fama de industriosos. Y los habitantes de Eribeyin, que son considerados los más trabajadores y peseteros del país, presumen de ser los catalanes de Guinea... (...)
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En 1900 España se propuso conseguir ampliar sus posesiones ecuatoriales en 26000 km2 de selva: era el territorio que se llamaría Río Muni, el Muni o, simplemente, la Guinea Continental Española. Los capitalistas catalanes enseguida vieron perspectivas de negocio en su territorio y consiguieron una posición predominante en ALENA, la principal empresa de la colonia, dedicada a la agricultura y a la explotación forestal. Con los años, irían llegando más colonos catalanes a Guinea Española y alcanzarían una importante presencia en diferentes sectores: los transportes, el comercio, la producción y comercialización del cacao y del café... Los catalanes formaban parte de la vanguardia de la colonización española, pero eran muy corporativistas. Solían contratar otros catalanes, de modo que su número aumentó rápidamente en el trópico. Paralelamente, algunas familias de la élite negra de Fernando Poo (los llamados fernandinos) se instalaron a vivir en la parte alta de Barcelona, donde también vivían los burgueses con quienes mantenían tratos comerciales.
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[(Traducido del catalán). Gustau Nerín, en QUADERN, suplemento de EL PAÍS, jueves 25 de septiembre de 2008]